La última tira se convirtió en una pesadilla para Manolo. Cada vez que me la presentaba acabada yo le comentaba, al principio educadamente pero luego no tanto, que volviera a rehacerla. El principal problema era la continuidad cuando Dios le da la mano a Nietzsche y éste le suelta su perorata filósofo-retórica.
Aquí tenemos la primera versión:
¿Los problemas? Pues varios: El más importante la perspectiva, que era isométrica y contrapicada. Las tiras cómicas tienen un estilo que las hace más directas y eficaces y entre los elementos que lo consiguen no está este tipo de punto de vista. Me doy cuenta de que quizás no es tan obvio esto si no se ve la tira completa.
Otro error fue que Manolo se comió el bastón en la segunda viñeta y que la frase "es un placer" se lee después de "¿Qué ensoñación?". Hablé con Manolo, lo comentamos, y de paso le apunté que Nietszche debería ser más vehemente en el apretón de manos, más alemán, más maleducado qué coño...
La segunda versión ya había adquirido la visión frontal y Manolo le había dado más fuerza al apretón de manos. A mí me parecía muy divertido. Pero seguía conteniendo errores graves. La continuidad entre las dos viñetas quedaba alterada por la posición de Dios después del apretón. En estas viñetas el tiempo está supeditado a la duración de los bocadillos y poco más. Es de suponer que si Nietzsche le da un apretón de manos a Dios suficiente para que se le caigan tornillos a la silla de ruedas, éste no puede aparecer en la siguiente como si estuviera recién despertado de una siesta senil. Además los tornillos caían del reposabrazos donde en la viñeta anterior no se veía que los tuviera, lo que podía producir confusión. También seguía estando mal el orden de los bocadillos al igual que en la primera versión.
Ahora los bocadillos habían sido arreglados y Manolo puso los tornillos saltando de un lugar escondido. Pero al comentarle que la posición en la siguiente viñeta debía cambiar, Manolo se hizo la picha un lío y dibujó a Dios de forma que se entendía que tras darse la mano mutuamente el Divino se escurría en su asiento porque sí.
En el nuevo dibujo se podía apreciar ya un cambio sustancial. Pero aunque estaba mucho mejor no parecía que a Dios le hubieran dado un meneo sino que se iba a levantar para darle un par de guantazos al otro. Así que llamé a Manolito, se cago en mis castas y se puso a dibujar.
Mucho mejor (además le añadimos nubes para dar un plano en el que fijarse a los personajes). Pero seguíamos consiguiendo el mismo efecto que antes: Dios parecía querer levantarse en vez de acomodarse en el asiento que era lo que pretendíamos. Así que se nos ocurrió que si Dios simplemente se dolía la mano podría ser suficiente para la continuidad.
Et voilá. Por fin la definitiva. Debemos decir que aun así no estamos del todo conforme con el resultado pero la fecha de entrega se nos venía encima, es lo que hay. Lo curioso de todo es que hubiera sido mucho más sencillo si la viñeta del apretón de manos fuera menos exagerada, pero a mí esa viñeta me gustaba y me daba reparo decirle a Manolo que cambiara dos viñetas. A la vista está que si lo hubiéramos hecho así nos habríamos ahorrado mucho trabajo. Pero esto me hace recordar una regla básica a la hora de hacer cómics: Nunca supedites todo a una idea que no tiene importancia en la trama...